Lámpara Pinza
Déjame ahí, colgada, a la intemperie, pudriéndome… No pasa nada. Llevo toda la vida contra las cuerdas. Aguantando el frío, soportando vientos y humedades, dejando que la lluvia me oxide mientras tú corres a recoger tu preciada ropa porque, claro, ella no debe mojarse. Yo, sí. Sigue infravalorándome. Soy un objeto barato y como tal me tratas. Alguien te diría que una simple PINZA no tiene sentimientos ni orgullo ni corazón. Tú lo creíste y yo me resigné pero, tenía sueños ¿sabes? Siempre aspiré a un ascenso. Mi trabajo fue impecable desde que me inventaron en Springfield, una ciudad que todo el mundo conoce porque allí viven Los Simpsons, esa familia caótica de muñecos amarillos que, por lo visto, son más importantes que yo. Sinceramente, si me dijes, te puedo sorprender. No solo sirvo para sujetar trapos mojados. Sé hacer más cosas. Gracias por pensar en mí cuando un paquete de pasta o arroz puede quedarse abierto en tu despensa y me utilizas para cerrarlo. Así, al menos, puedo entrar en calor y descansar un poco. Me siento bien dentro de tu casa y me conservo mejor. Una tiene ya su edad y le gusta cuidarse. No quiero morir con la autoestima por los suelos, sin haber podido demostrar que algo “cogido con pinzas” está en el aire, poco claro o sin terminar. He vivido mucho y empiezo a estar cansada pero, aún me quedan fuerzas y, de momento, sigo aquí.
Ahora pienso que todo lo que he soportado ha merecido la pena. Por fin, voy a tener la oportunidad que tanto he soñado. La suerte me sonríe gracias a COLIN BERTHOLET, un diseñador e interiorista que ha decidido contar conmigo para su última o- currencia. ¡Me van a convertir en LÁMPARA! La vida es increíble, puede cambiarte en un segundo y pasar de ser el último mono a triunfar. Me han hecho grande y así me siento. No volveré a pasar frío ni sujetaré más telas mojadas. Voy a dar luz, mientras la gente me observa con admiración y comenta mi belleza. Me colocarán en sitios bonitos, sobre una mesa de diseño o junto al calor que desprende una elegante chimenea. Nunca intuí que sería digna de estos privilegios o que algún día alguien iba a rendirme un TRIBUTO así. Soy feliz. De hoy en adelante, tendré responsabilidades nuevas y estoy motivada. Pondré todo de mi parte para no defraudar. Quizás, con mi ayuda, otros objetos acaben pasando por lo mismo que yo.
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